jueves, 22 de noviembre de 2012

Lo que debes saber.

Que no compren tu porción de cielo
por valor de una daga, 
que no sientan tu miedo 
en conversaciones no habladas.
Compra un amor de virtudes ganadas
de pruebas exitosas tras la primera fallada.

No malgastes tus sueños en la barra
de un antro,
pues no verás lumbre que caliente tanto
como el amor en las miradas 
o el abrazo de una madre, recuerda
quién te ha amado sin pedirle que te ame.

No te veas superior al resto de las especies,
ya han muerto gigantes donde 
viven los peces.
Que no te guíen ni te dejes guiar 
por las modas,
si te fías del mar te arrastrarán las olas.

Matarán tus principios encerrando
tus finales, en jaula de vidrio
para que olvides lo que vales.
Ni que pienses, ni que hables, 
sólo querrán que resbales 
de la cuerda floja hilada con 
tus ideales.

Mas ni decir tiene que la experiencia
es tardía, e intemporal vía
la constancia de su ausencia,
marcarán tus noches llantos y alegrías
añorando derroches de una breve 
primavera.

Así de amargo este cuento brevemente
versado, pero ni el mar se ha ahogado
tanto, ni todo es sufrimiento: habrá
caricias y besos que te dejarán 
sin aliento...
y muchas otras cosas que aprenderás
con el tiempo.

martes, 8 de mayo de 2012

Ni un beso ahorcado.

No concibo que el amor tenga un final,
me niego a ver la cruda realidad
cegado por lo bello.

Fugaz destello, dicen que dura, a veces,
tan pronto está 
como se desvanece.

Por eso huyo de la enemistad que crece
entre nosotros.
No quiero vernos paliando destrozos.

Pagaré a Cupido el valor de la eternidad,
a cambio de que estas mentiras de ciudad
mueran pronto.

A cambio de un continuo insomnio
que me permita cuidarte por encima
de los sueños.

Ningún dios es dueño de lo que hemos creado,
no me niegues ni un beso ahorcado
que alimente la magia y el sufrimiento.

Duerme esta noche conmigo, si quieres,
muéstrame lo que tus ojos
aprendieron del amor,

Y permíteme, de lo que ya tienes, 
darte siempre un poco más,
pues no olvidaré jamás todo lo bueno
que guardaste en mi interior.

domingo, 29 de abril de 2012

El club de los poetas muertos.

"Quería dejar de lado todo lo que era la vida, para descubrir, en el momento de la muerte, que no había vivido".

sábado, 7 de enero de 2012

Adiós.

En la más álgida noche tu recuerdo me llama
y me habla muerto como un sueño al amanecer,
murmurando sufrimiento y gritando odio.

Me narra historias de amor con una sonrisa
por el frío quebrados, en sus labios muertos,
deseando penetrar en mis ínfimas ganas de vivir,
haciendo huir mis lágrimas junto al amor.

Pues sabe que hoy la muerte es mi único anhelo
y el dolor una acostumbrada y fría compañía,
de la que soñaba, iluso, con librarme
creyendo que tú me llegarías a amar.

Solo quería dedicarte un capítulo de mi vida,
hundir mi tristeza en nuestra felicidad.
Entregarte mi corazón, de sufrimiento teñido,
pues contigo ya no lo necesitaría.

Pero tu rostro ya no será iluminado por la luz
de un albor común, ya nada será como nunca fue,
ahora solo queda expirar en el tiempo.
Dejándote amor.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Vergel para tu belleza.

La  vigilia de mi juicio
abraza la empatía de tu dolor.
Y roto en un silencioso sollozo,
desearía ser él.

Ser él, y recordar juntos
un tiempo mejor.
Huir de la agonía de vivir,
crear un vergel para tu belleza.
 
Poder rozar tu tez con mis dedos,
ver tu sonrisa cada mañana,
saber que un dulce recuerdo
empañará mi tálamo al morir.
 
Pues a través de mis pobres versos
se desliza escabrosa y desigual
la quimera que un día
ahogó mi dolor en el silencio.

Un dolor que sin rumbo ni ventura,
busca tu felicidad, 
pues tu amarga presencia
endulza mi infame desconsuelo.

Y el alba de mi anochecer te evoca
para burlarse de un ser casi inerte,
al que no le queda otra cosa 
que un vago recuerdo del amor.
 
                                                                                Alberto Romero Pita

Poema quebrado a mi cordura.

 No pienso en el dolor de perder,
ni en la rutina de un mañana mejor,
mi frío no abraza tu amor,
hoy todo me parece estar muerto.

El dolor me da puñaladas limpias
en el frío anochecer de mi alma.
¿Dónde está ese "Dios" que me ama?
Nada existe, ahora que el llanto es joven.

Un llanto cruel y agnóstico,
que trae con él un mensaje póstumo,
un recuerdo olvidado y tardío,
que viene acompañado de la más fría humillación.
  
 La humillación de ser perseguido
por el miedo de no volver a verte,
una vileza que rompe el encanto de la muerte
con un doloroso y sumiso pesar.

Hoy el dolor me acompaña con tu imagen.
Ambos fundidos en cuestión con mi sentir
gradúan emociones y evitan escribir
la nota que concluya el réquiem de mi sufrimiento.  
                                      
                                                                          Alberto Romero Pita.

lunes, 24 de octubre de 2011

Duele la realidad.

Y aunque en verdad no quiera estar aquí,
lo estoy, sufriendo en silencio,
hundido en impotente melancolía,
por su felicidad contra la mía.

Duele la realidad, por eso la guardo,
mientras corren sobre mi tiempo
lagrimas secas que, cargadas de dolor,
traerán hambre de gozo.

Y me centro en caminar hacia el Hades,
puesto que mi futuro terrenal
está sentenciado por la llama del sino, 
llama que quemará mi alma y mi juventud.

Esa llama que robará mi tiempo,
que cobrará con canas mi tristeza,
que guardará felicidad para otro momento
en el que no pueda disfrutarla.

                                                                            Alberto Romero Pita