Que no compren tu porción de cielo
por valor de una daga,
que no sientan tu miedo
en conversaciones no habladas.
Compra un amor de virtudes ganadas
de pruebas exitosas tras la primera fallada.
No malgastes tus sueños en la barra
de un antro,
pues no verás lumbre que caliente tanto
como el amor en las miradas
o el abrazo de una madre, recuerda
quién te ha amado sin pedirle que te ame.
No te veas superior al resto de las especies,
ya han muerto gigantes donde
viven los peces.
Que no te guíen ni te dejes guiar
por las modas,
si te fías del mar te arrastrarán las olas.
Matarán tus principios encerrando
tus finales, en jaula de vidrio
para que olvides lo que vales.
Ni que pienses, ni que hables,
sólo querrán que resbales
de la cuerda floja hilada con
tus ideales.
Mas ni decir tiene que la experiencia
es tardía, e intemporal vía
la constancia de su ausencia,
marcarán tus noches llantos y alegrías
añorando derroches de una breve
primavera.
Así de amargo este cuento brevemente
versado, pero ni el mar se ha ahogado
tanto, ni todo es sufrimiento: habrá
caricias y besos que te dejarán
sin aliento...
y muchas otras cosas que aprenderás
con el tiempo.